Sexualidad y Personalidad


El comportamiento sexual de los seres humanos refleja el total de su personalidad. Quiero empezar con esta frase pues, dicho de manera más popular, cabría hacer ajustes al refrán quedando: “Dime cómo es tu sexualidad y te diré quién eres”.
Al principio, cuando iniciaba mis conocimientos acerca del ser humano, me pareció algo difícil de entender pues pensaba que al hablar de sexualidad se trataba sólo el acto sexual, el coito. Y realmente hablar de sexualidad es hablar del cuerpo humano. De cómo me relaciono con mi cuerpo desde el momento en que fui concebida, hasta la muerte.
Nacemos producto de la unión de dos energías: masculina y femenina (Ying y Yang). Por tanto iniciamos nuestra aventura en la Tierra como seres cargados de esta energía de vida, llenos de ella. Conforme vamos incorporándonos a la cultura, vamos llenando nuestro “disco duro” de creencias acerca de nuestro cuerpo y todas su funciones. Los primeros en proporcionarnos esa información son nuestras figuras paternas, luego nuestros maestros, nuestros amigos, la religión que profesamos, etc. Todo ello conforma nuestra manera de ver el mundo y nos lleva a ir bloqueando esa energía de vida con la que nacemos.
La represión de sentimientos o la inhibición de una acción siempre va unida a ciertos cambios corporales que distorsionan la forma y la movilidad del cuerpo de una manera característica.
Para ponerles un ejemplo claro: En México y, en general los países latinoamericanos, a los hombres se les ha llevado a limitar su movimiento de cadera desde que es niño pues este sería sinónimo de feminidad, haciendo una rigidez crónica que provoca en la mayoría de los casos la atrofia de flujo de energía sexual de la cadera hacia todo el cuerpo. De manera que los movimientos sexuales resultan forzados en vez de ser libres, y sus relaciones sexuales son insatisfactorias ya que podría eyacular sin haber llegado a un orgasmo real.
Muchos de nosotros no nos damos cuenta el bajo estado energético de nuestro cuerpo. Existen signos físicos que nos pueden ayudar a detectar esta situación: piel amarillenta, pálida o poco tersa; falta de brillo en los ojos, falta de de viveza, espontaneidad de los gestos, etc.
Las múltiples rigideces que limitan el movimiento corporal reducen la intensidad de las sensaciones sexuales y disminuyen la respuesta orgásmica. Estas rigideces se encuentran a menudo en tobillos rodillas caderas hombros y nuca y están relacionadas con rigidez de carácter típica de personas que no muestran sus emociones. Sería poco lógico que una persona así pueda entregarse a los sentimientos de amor y cercanía.
La buena noticia es que sí se puede revertir este tipo de condición física y psicológica a través del trabajo con el cuerpo. Terapias, como la Bioenergética, que vayan dirigidas a romper estos bloqueos de energía que se fueron formando al pasar de la vida. El yoga es otra herramienta útil que nos puede ayudar pues la premisa bajo la cual trabaja es: “Una mente rígida hace un cuerpo rígido”.

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